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¿Los remedios de la abuela? ¡Sí, pero no contra la humedad!
Los remedios de la abuela son buenos para la tos, el dolor de espalda y la limpieza normal de la casa, pero no, no son nada buenos cuando se trata de moho y humedad.
Así es: por eso, si tu abuela, tu madre, tu tío, tu compañero de trabajo, tu hermano menor, tu vecino o tu bartender de confianza te dicen que entre las soluciones para eliminar el moho y entre los remedios contra la humedad se encuentra también lejía, ¡no le hagas caso!
Los mohos y manifestaciones típicas de la humedad capilar, como el yeso cayendo a pedazos, son enemigos que hay que combatir con otras soluciones más concretas.
La leyenda de la lejía contra el moho
Pero cuando hablamos de los remedios de la abuela, en realidad decimos «decir».
El problema ciertamente no son las sabias abuelas, sino los muchos canales web que actúan como caja de resonancia para, al menos, un consejo ingenuo.
En términos concretos, lamentablemente, cuando un experto en el sector comienza a navegar por la red en busca de lo que algunas personas ‘creen’ que son soluciones contra la humedad y el moho, solo puede quedarse atónito.
Y ciertamente el falso amigo número uno cuando se trata de remedios humectantes es definitivamente la lejía. No estamos hablando de un verdadero engaño, sino de una aproximación que, de boca en boca, se ha convertido casi en una leyenda urbana (lamentablemente negativa).
Asesoramiento de expertos
Hay cientos de sitios que dicen con franqueza frases como ‘para quitar la humedad de las paredes de tu casa uno de los remedios más efectivos es la lejía’.
Claro, hay un poco de verdad en esta declaración, pero también hay muchas falsas y malas.
Estos supuestos ‘expertos’ de hecho recomiendan rociar lejía en la pared afectada por el moho y luego dejarla actuar durante unos minutos. Los más astutos recuerdan, entre otras cosas, abrir las ventanas durante la operación y llevar una máscara para no respire las esporas de moho.
Luego, pasados unos minutos, recomiendan frotar la pared tratada con un paño limpio.
Nunca frotes el moho
Evidentemente, tras esta operación, la pared queda decididamente más blanca: el moho de la superficie desaparece casi por completo, dejando como mucho un halo que parece ser sólo un recuerdo muy lejano de esa amenazante mancha negra.
¿Pero eso es realmente todo? Absolutamente no, porque la lejía, al no ser un ungüento milagroso, logra eliminar solo la manifestación externa del problema, sin tocar en lo más mínimo lo que sucede más allá del yeso, y obviamente sin que vaya a modificar los factores que llevaron a la formación de ese moho. .
De hecho, ¿cómo podría un poco de lejía resolver los problemas causados por la humedad y las infiltraciones?
No hablemos del hecho de que nunca debes fregar el moho antes de que haya sido erradicado con los productos adecuados, ya que al tocarlo no hacemos más que esparcir sus esporas aún más.